Hasta el último segundo,
la voracidad fallida de
Uriel Díaz Caballero

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Mario GIRÓN / Jaime GARCÍA

Por tratarse de un adulto mayor con visibles altas y bajas en salud mental a raíz de conocer el poder político y económico a través de la traición, no solo para con su creador, Heriberto Pazos Ortiz (+), sino contra el movimiento indígena, agrupado en el Partido Unidad Popular (PUP), Uriel Díaz Caballero perdió todo y de paso, fue corrido, expulsado y pateado vergonzosamente tras un mandato de tinte negro, rojo, ejecuciones y un retroceso de 13 años en una institución política única en Latinoamérica.
Solo a un personaje, víctima de un poder mal ejercido, ejecutado solo para con él y su gavilla de cómplices, disponiendo arbitrariamente del control del PUP, traicionando ideales del fundador Heriberto Pazos Ortiz, haciendo como que presionaban para el esclarecimiento del asesinato de un líder nato, Díaz Caballero se perdía y disminuía su salud mental conforme transcurría cada segundo, minutos, horas, días, semanas, meses y años mal representados en materia partidista.
Vean si no está mal o extraviado de la coherencia al interior de su cabecita blanca:
Las neuronas volvieron a fallarle una vez más. Pensaba reelegirse en momento álgidos, difíciles cuando la mayoría no lo quería por nuevo tiempo al frente del PUP. Una mente sana, fresca, honesta e inteligente, le hubiera ofrecido el mejor consejo de vida: retirarse con prudencia, entregar sin pleitos, pero con bolsillos llenos de poder adquisitivo.
Pero no. Tras 13 años en la dirigencia, intentó colgarse en la reelección a través del mandato del Tribunal Estatal Electoral de Oaxaca, ordenándole convocar a una asamblea general para elegir directiva. Volvió a confundirse, a equivocarse, pensando que la conclusión obligatoria del TEEO era para que se quedara más tiempo al frente del PUP.
A pesar que se trataba de un dirigente político inhabilitado de sus funciones por el éxito de justicia alcanzada por dos denuncias por violencia de género que se impusieron en los tribunales, Uriel Díaz Caballero no solo se vio obligado a obedecer el ordenamiento de la ley Electoral obligándolo a convocar elecciones, de paso, intento reelegirse, sin embargo, la ambición no solo lo llevó a cometer otro error importante, sino a ser vapuleado, expulsado pateado y barrido como basura de un partido político al que estuvo a punto de desaparecer.
Por ejemplo, el nombre de Uriel Díaz Caballero apareció en una planilla de supuesta unidad en supuesta asamblea fue destruida por su misma ambición y trampa; su apetito voraz, fuera de control, en aras de perpetuarse en el poder, al frente del PUP, al que poco a poco fue eliminando del panorama político y electoral de Oaxaca.
En una supuesta asamblea estatal, con supuestos participantes y supuestos votos, habían votado por Uriel Díaz Caballero como presidente del PUP; Secretario General, Ian Pavel Martínez Cruz; Secretaría de Organización, Liliana Ramírez Zárate. Y así, una larga lista, con nombres de mujeres y hombres cómplices de un movimiento saqueador, el cual, gracias a la verdad, se vieron obligados a un aborto en lo oscurito.
El Tribunal Estatal Electoral de Oaxaca impidió que nuevo monstruo, mitad viejo mitad corrupto, viera luz para seguir disfrutando lo poco que quedaba del PUP, único partido indígena en Latinoamericano, devorado por un insaciable indígena, expulsado, corrido, barrido de una organización al que estuvo a un paso de sepultarlo.

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