Tianguis gastronómico recibe a Abigail y Rufina Mendoza, herederas de la cocina tradicional

• Las hermanas originarias de Teotitlán del Valle comparten su pasión por la gastronomía oaxaqueña y cómo han logrado posicionarla a nivel mundial

Oaxaca de Juárez, Oax. 28 de julio de 2024.- En una atmósfera de color y alegría, el público que asistió al tianguis gastronómico «Desde mis Raíces con sus Sabores» organizado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Oaxaca, recibió con emoción a las cocineras tradicionales Abigail y Rufina Mendoza Ruiz, hermanas que han posicionado la gastronomía oaxaqueña a nivel mundial, en un conversatorio que se llevó a cabo en la Plaza de la Danza, ubicado en el Centro Histórico de la capital del estado.

Este evento formó parte de las actividades culturales vigentes hasta el 31 de julio que se realizan desde las 11:00 hasta las 22:00 horas, y estuvo guiada por Mario come Oaxaca, creador de contenido gastronómico y cultural para redes sociales, en compañía de las cocineras tradicionales, quienes compartieron con las y los asistentes sus historias de vida a través de la preparación de alimentos originarios de esta tierra, con la misión de rescatar la cocina tradicional zapoteca por medio del conocimiento y enseñanza.

Orgullosas zapotecas del pueblo de Teotitlán del Valle ubicado en la región Valles Centrales, contaron los aprendizajes que les brindó su madre. Abigail, al ser la mayor de 10 hermanas y hermanos, tuvo más responsabilidad en la cocina y lo primero que le enseñaron fue a prender la lumbre con leña, mientras que Rufina, la más pequeña, hizo sus primeras tortillas a la edad de 10 años, algo que anhelaba realizar, ya que veía y admiraba la forma en que sus hermanas más grandes cocinaban.

Uno de los platillos favoritos de Abigail a la hora de cocinar es el mole negro, el cual prepara con mucho cariño y respeto para lograr el sabor de la tradición ancestral, por lo que necesita concentración y dedicación al momento de calcular las medidas de los ingredientes, ya que el ser una cocinera tradicional no es una tarea sencilla porque trabaja con pizcas, puños y manos.

El amor y sazón que entrega Abigail en cada platillo, la llevaron a fundar Tlamanalli – cuya palabra significa Dios de la Comida en lengua náhuatl- en el año 1990, restaurante que ofrece bebidas y comidas típicas de la cultura zapoteca y agradece a su padre el apoyo y confianza que le brindó para abrirlo. También mencionó que este es un espacio de tradición familiar porque sus hermanas, sobrinas y sobrinos son quienes conforman el equipo y fortalecen sus lazos a través del gusto por la cocina.

El reconocimiento y la fama de este restaurante fue una bendición del tiempo que le han dedicado, comentó Rufina, que en el año 1993 tuvo este logro cuando distintos medios impresos internacionales lo visitaron y escribieron sobre su sazón, como la revista National Geographic, aunque la popularidad se acrecentó cuando el periódico The New York Times incluyó a Tlamanalli dentro del top 10 mejores restaurantes del mundo. De esta manera, distintos comensales extranjeros han disfrutado de su sazón para después escribir sobre este lugar.

El interés de preservar la riqueza gastronómica le brindó a Abigail la oportunidad de postular la comida de México como Patrimonio de la Humanidad en Francia ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) en el año 2010, una digna representante que ha luchado por preservar y difundir sus raíces culturales.

Para finalizar, Abigail felicitó a todas las cocineras tradicionales presentes en el tianguis gastronómico, animándolas a que sigan trabajando, transmitiendo y compartiendo sus platillos para estar presentes en la memoria histórica.

Asimismo, compartió que ha viajado a distintos países promocionando la comida tradicional mexicana, llevando siempre consigo el orgullo de ser indígena e invitó al público que nunca olviden sus raíces ni se avergüencen de su identidad, porque esto es lo que la ha llevado tan lejos, y a modo de despedida dijo en lengua zapoteca “sírvanse y buen provecho”.

El trabajo de estas mujeres va más allá del tueste de los ingredientes, de moler en el metate -piedra usada como utensilio de cocina- o de hervir los exquisitos guisados en trastes de barro, porque trasciende a lo patrimonial, en donde el conocimiento y tradición se reúnen a pesar de los años.

Una vez más, el escenario del tianguis gastronómico «Desde mis Raíces con sus Sabores» es testigo de la historia oaxaqueña que perdura en las cocineras tradicionales y que a través de la palabra hicieron que el público imaginara las vivencias de las hermanas Mendoza.

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