Rememoran el Jueves Santo e institución de laEucaristía; celebran el Sagrado Triduo Pascual
• Hagan esto en memoria mía, dijo Jesús instituyendo este Sacramento: Pbro. RVO
Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, Oax., 28 de Marzo 2024.- Al concluir el tiempo de Cuaresma, de acuerdo al calendario litúrgico, en solemne celebración religiosa, este Jueves Santo, católicos del Fraccionamiento “El Rosario”, encabezados por su presbítero Ricardo Vásquez Ojeda, celebraron la institución de la Eucaristía, la celebración del Triduo Pascual, conmemorando la pasión, muerte y resurrección de Jesús, desde la tarde del Jueves Santo, hasta la tarde del Domingo de Resurrección, lo que constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico a concluir el próximo Domingo con la celebración de la Vigilia Pascual.
Acompañado de niñas y niños acólitos, de los diversos grupos de Pastoral, Ministros y feligreses de todas las edades, los bautizados en Cristo escucharon y entonaron con suma devoción el canto de “Gloria, gloria a Dios en el cielo y en la tierra a los hombres paz”, a la vez que las campanas de esta cabecera parroquial repicaban y las cuales sólo volverán a tañer hasta la Gloria de la Vigilia Pascual -el próximo sábado-, con la Resurrección del Señor, en señal de regocijo en todos los católicos, proclamando a Jesucristo.
Los reunidos en el Señor celebraron la Santísima Cena en la que su Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, banquete pascual de amor y vida. “Si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros”, inscribía la cita del Evangelio según san Juan (Jn 13, 1-15) en dos pendones de columnas de este templo dedicado así y Consagrado el 29 de Octubre de 2005, Previo a la lectura del Evangelio, el sacerdote Ricardo aclamaba: “Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”.
Al celebrar esta Santa Misa vespertina de la Cena del Señor, en reflexión al Santo Evangelio, añadía: “Estamos iniciando el Triduo Pascual que es la celebración de la Pascua del Señor que pasa de este mundo al Padre. Es la Pascua a la que estamos invitados, no solamente ser espectadores. Jesús amó a los suyos hasta el extremo como signo de amor por toda la humanidad, por todos los que creen en él.
Cristo nos dejó el gran regalo la Eucaristía, que es su presencia viva y más grande entre nosotros, para acompañarnos y llegar al reino de Dios. Junto a ella, instituyó el Sacramento del Sacerdocio, que hace presente a Cristo por medio del orden sacerdotal y por el cual Cristo sigue realizando la salvación.
Cada vez que se realizan los sacramentos es él quien está presente ahí, es él quien bautiza, confirma, consagra, perdona los pecados, sigue realizando la obra de la salvación y con este sacramento Jesús dice: “Hagan esto en memoria mía”. Dios nos invita aprendamos a amar, por eso en esta celebración que estamos haciendo está el signo del lavatorio de los pies.
El amor no es solamente palabras sino hechos en favor de los demás, principalmente por los que sufren, necesitan y padecen alguna necesidad. Jesús, nos dio el ejemplo para que lo que hizo lo hagamos, con este acto se resume toda la obra de Jesús vino a realizar en este mundo. Aprendamos a vivir en el amor, es el mandamiento más grande que Cristo nos ha dejado, cumplámoslo, amemos al prójimo como a nosotros mismos. Jesús entregó su vida para nuestra salvación, derramando su sangre y sufriendo por todos nosotros. Entreguemos nuestra vida a Dios, todos los bautizados estamos llamados a participar de la mesa del Señor.
Busquémoslo en el Sagrario, donde él está permanentemente para escucharnos y encontrarnos con él. Como parte de nuestra actividad pastoral, debemos promover las vocaciones porque hoy en todo el mundo hay una crisis vocacional. Que nuestra fe, convocaba, no sea superficial, trabajemos por las vocaciones y entre nuestras familias. Valoremos estos sacramentos y demos gracias a Jesús por el amor tan grande que nos ha mostrado.
Posteriormente, el sacerdote realizó el Rito de Lavatorio de los Pies a sus hermanos de fe. En tanto, el coro y los presentes entonaban: “Un mandamiento nuevo nos da el Señor, que nos amemos todos como él nos amó”, atestiguando el gesto de humildad y fidelidad a su ordenación prometida de manera humilde.
Finalmente, en respetuosa procesión, se llevó al Santísimo Sacramento con ciriales e incienso y cantos eucarísticos a través de la iglesia hasta el sitio en inmediaciones de este Templo, en donde permanecerá guardado. Después de unos momentos de adoración en silencio, los participantes entonaban. “Honor y gloria a ti Señor Jesús, amor por siempre a ti Señor”, Otros más hacían oración por el Hijo Unigénito del Padre. Un momento de suma tristeza por quienes conocen lo que vivió Cristo durante la Pascua, pero con gran fe, movidos y fortalecidos por su amor, devoción y respeto al Señor de los Señores y, por su misericordia. (Joel JAVIER)